viernes, 6 de noviembre de 2020

The History of the Seattle Mariners - Dir. Jon Bois

 



Director: Jon Bois

País: Estados Unidos

Año: 2020

 

El año es 2020, la plataforma es Youtube. Uno de los documentales más exhaustivos y detallados del año es lanzado y sin causar mucho revuelo se esfuma de la esfera pública. 

La accesibilidad está a la palma de la mano del consumidor. El documental existe, y está ahí esperando a ser visto, el cruel mercado de las distribuidoras marcará que el documental no sobrevivirá para seguir contando historias. Tal vez sea por su temática de nicho, el béisbol es un deporte que no se juega a nivel mundial, y quienes lo miran en los países donde no se juega son, por decirlo levemente, los menos. Tal vez sea por su aterradora duración (pocos minutos fuera de las 4 horas). Sin embargo ninguno de estos dos “obstáculos” han frenado a ningún film (sea ficción o documental en las borrosas fronteras de ambas categorías) de llegar a millones de pantallas. El caso de O.J.: Made in America puede resultar ejemplar, es un documental sobre un deporte que sólo se juega a nivel profesional en tan solo dos países, cuya duración es de alrededor de 8 horas y que sin embargo gozó de alabanzas por parte de la crítica y del espectador a nivel mundial.

La sospecha principal tiene que ver con el medio de distribución y con el halo de prestigio que conllevan determinadas instituciones, se puede tomar menos o más en serio determinadas obras teniendo en cuenta el lugar de su almacenamiento virtual. 


La historia de los Seattle Mariners es la historia de un equipo deportivo envuelto por el fracaso, el bizarro y lo inesperado. No existen muchos clubes en el mundo que hayan sobrevivido a su posible extinción no una, ni dos, sino tres veces. Tampoco existen muchas instituciones que hayan sido fundadas por el financiamiento colateral de un presunto ladrón de bancos. Son elementos que hacen a la historia del equipo riquísima en curiosidades pero sobre todo ponen el énfasis en la dimensión humana de lo deportivo. La genialidad del documental reside en ese elemento, recordando que detrás de toda campaña deportiva, detrás de todo héroe, detrás de todo villano, existen personas y existen fanáticos. Ellos escriben la historia de una institución tanto con lo que hacen adentro de la cancha como fuera de ella, es la escritura de mitos en vivo y en directo. 


Todo lo mencionado es muy interesante pero donde el documental realmente se despega de otros es en su presentación formal. El incremento de las estadísticas en el mundo deportivo a la hora de la toma de decisiones ha explotado potencialmente desde la llegada de los avances tecnológicos (la premiada Moneyball protagonizada por Brad Pitt explora muy bien estos temas). Jon Bois decide trazar un siguiente paso dotado de la misma lógica, todo el documental está presentado en un gran calendario que compone todos los años de existencia del club, acompañado por gráficas de estadísticas que reaparecen y se reinventan permanentemente durante el documental. Lo que comienza como un calendario vacío se va completando en un collage de recuerdos, como una pequeña caja que uno guarda en la infancia y que al encontrarla en la adultez permite un vehículo directo a los elementos que acompañaron a esos mojones de la vida temprana.


Es un producto con una excelente presentación formal y contenido afincado en lo humano con una narración fantástica la cual tiene dotes de humor y de gran profundidad emotiva. Sin embargo ahí está, perdido en la vasta marea del contenido virtual. Me pregunto qué hubiera pasado con el documental de haber sido estrenado por alguno de los grandes monstruos del streaming, ¿hubiera tenido el mismo éxito del que gozó, por poner un ejemplo, The Last Dance?

Tal vez sea hora de dejar de mirar a estas instituciones con tanto respeto, tal vez sea hora de democratizar la mirada. Valorar las cosas por lo que son y no por quienes las presentan.


Se puede ver acá


lunes, 2 de noviembre de 2020

David Byrne's American Utopia - Dir. Spike Lee

 

Director: Spike Lee

País: Estados Unidos

Año: 2020

 

Tiempos de pandemia sirvieron como recordatorio de aquel acto de comunión casi religiosa que son los conciertos musicales. La nueva entrada en la carrera de David Byrne se enraíza en el elemento esencial de ese fenómeno: el carácter humano. Despojado de todo tipo de exacerbación teatral Byrne compone una obra que es en igual partes honesta y austera. Los únicos elementos de utilería que se ven en el escenario son los instrumentos y sus intérpretes, una apuesta al minimalismo que enfatiza la conexión con el espectador. El mismo Byrne establece que la idea de la obra es justamente eliminar todo lo excedente y dejar solo lo esencial, esto es, a los individuos que realizan el show.


En lo que se diferencia American Utopia de la mítica Stop Making Sense es en su intento didáctico, aquel fervor sudoroso y grandilocuente de la película dirigida por Jonathan Demme queda un poco de lado ante una apuesta más templada, motivada por transmitir un mensaje y por elaborar de forma concisa un concepto. Para esto Byrne opera como orador entre determinados momentos de la setlist llevándonos a través de relevantes tópicos de la sociedad estadounidense como el racismo y la migración pero con un ancla notoria en las próximas elecciones presidenciales. No sorprende que el compañero para la creación visual de este show haya sido Spike Lee quien nunca se esconde ante la posibilidad de presentar sus ideas políticas. La pareja Lee - Byrne en mayor parte es un gran triunfo. Hay un gran cuidado en la fotografía, planos con múltiples sentidos y gran carga semántica que enriquecen a la experiencia musical y la elevan a un nivel superior. Por momentos el director puede pecar de ser poco sutil y eso a veces le juega en contra a la obra pero a fin de cuentas son más los logros que los fracasos en las elecciones directoriales. 

 

Hay un gran manejo del equilibrio musical, capítulos de movimiento encapsulados de energía como en “Burning Down the House” o “Born Under Punches” se yuxtaponen satisfactoriamente con los lapsos rítmicamente más lentos y sentimentales. Momentos como “I Should Watch TV” o “I Dance Like This” son ejemplos de la multiplicidad de recursos que Byrne utiliza para transmitir el mensaje de forma directa y clara. 

Es una obra fantástica y cohesivamente sólida, una obra de un artista que a través de las décadas nunca se canso de reinventarse y de interesarse en su público. Si Stop Making Sense fue una invitación al jolgorio desenfrenado, American Utopia es un regalo de Byrne para con su audiencia, un recordatorio de por qué lo escuchamos a él y por qué hay que hacer en aquel sinsentido que es la sociedad moderna un esfuerzo por unir en vez de separar. Y si es a través de la música, mejor.