Nuevo año, nueva sección: una breve recapitulación navegando por las películas que más me gustaron en el mes. Enero se caracterizó por algunos reencuentros con bien conocidos exponentes, así como también algunas aventuras con directores los cuales aún no había explorado. De modo arbitrario el mes se vio trazado por un interés temático en la reflexión cinematográfica sobre la condición humana. Desde Dumont, pasando por Kiarostami y llegando a Takahata, las diferentes formas de representar lo que significa ser humano a través de avatares bien distintos fue un acercamiento revelador.
L’Humanité (1999) - Dir. Bruno Dumont
Mi primer encuentro con Bruno Dumont me encontró un tanto perplejo, la forma en que el director configura el problema de los males más grandes de las sociedades occidentales modernas sin pasarlas por el lente de la moralidad hacen que los visionados tengan un impacto profundo. El comienzo de L’Humanité (1999) así como algunas secciones de Twentynine Palms (2003) se caracterizan por un acceso directo a situaciones de crueldad terribles, la violación es un suceso recurrente y con ella llega la perdida de sistemas de creencia, la culpa y las consecuencias del capital como sistema que da lugar al patriarcado. Lo que hace a Dumont tan particular es el virtuosismo de esquivar las representaciones viles de estos males, la crueldad se da como vía de acceso a un humanismo puro, es un recorrido inverso pero que mucho sentido tiene en la entrada al nuevo milenio donde la ausencia de figuras divinas escapan a la escatología.
Ten (2002) - Dir. Abbas Kiarostami
Casi como en oposición a la cadencia reflexiva y contemplativa de las películas de Dumont, Ten de Abbas Kiarostami es una película repleta de verborrea excesiva. El concepto es tan sencillo como efectivo, son diez escenas de una mujer manejando en su auto teniendo diálogos con diferentes figuras que dan acceso a la comprensión de la sociedad iraní. El ancla de la película es la relación de la mujer con su hijo que dan vía de entrada a la reflexión sobre la posición de la mujer en su rol de madre, como así también a la forma en que los procesos de socialización hacen del niño el proyecto perfecto de la masculinidad misógina. La religión y la sexualidad son puestas en tela de juicio a través de una anciana y una prostituta, esta última posee un peso gravitacional en la película. Kiarostami logra una atmósfera casi de confesionario al colocar la cámara en la ventana frontal del auto, este es el único punto de vista que poseemos durante toda la película. Es en la escena de la prostituta cuando el punto de vista finalmente se quiebra, por primera vez vemos a través de los ojos de la madre. Es un ejemplo brillante de cómo a través de un minimalismo económico en el uso de la cámara un simple cambio de punto de vista puede adjudicar a una escena el enorme peso de la empatía.
Only Yesterday (1991) - Dir. Isao Takahata
Si la película de Kiarostami es sobre el acceso a uno mismo a través de la comunicación, Only Yesterday de Isao Takahata es sobre ese proceso de retrospección a través de la memoria. Las huellas que marca la infancia en la vida de una persona como carácter permanente, el mito de la adultez y la confluencia entre ambas etapas dan lugar a una exploración auténticamente hermosa sobre decidir como dirigir la vida propia rindiéndole honor a uno mismo. El diálogo entre pasado y presente se da a través de flashbacks que ven en la animación recursos fantásticos para representar procesos internos como el primer enamoramiento, la simple sensación de curiosidad por probar una fruta por primera vez o el sentimiento de culpa por no haber prestado atención a ciertas personas en la infancia. Es una película que de alguna manera hace honor a la tradición del cine de Yasujiro Ozu en su enfoque sobre las cosas simples de la vida. Fuera de sus artilugios emocionales, la secuencia final de la película es de una lucidez increíble: presente, pasado y futuro finalmente convergen.
Black Girl (1966) - Dir. Ousmane Sembene
Algunas otras películas que llamaron mi atención en el mes: Black Girl de Ousmane Sembene por su activismo político en denuncia del hombre blanco occidental, Bleak Moments de Mike Leigh como el debut de un maestro de la comunicación humana, Reassemblage de Trinh T. Minh-ha en su destrucción de la etnografía clásica en pos de un punto de vista subjetivo, Aparajito de Satyajit Ray en su cualidad emocional en el proceso de maduración de un joven atravesado por el imperialismo británico, Whispering Pages de Sokurov como una contemplación hermosa sobre Dostoievsky.